Un niño huérfano y pobre, cuyo horizonte no pasa de llegar a convertirse en herrero, Pip (John Mills), crece bajo la tutela de una hermana ruda y avinagrada y de un cuñado dulce y comprensivo. Tiempo después de su encuentro con un prófugo temible en el cementerio, una señora (Martita Hunt), que posee una propiedad y riquezas, lo invita a su casa y, a partir del instante en que el chico cruza la verja de la misteriosa y decrépita mansión, se abre para él un anhelo de salir de la pobreza y convertirse en un caballero, porque en la mansión habita una criatura bella, una chica desdeñosa con él y de la que el pobre Pip se enamora. Estella (Jean Simmons) es la joven protegida de la dueña de la casa, la cual es una mujer que vive encerrada en la oscuridad, en su rencor y en su despecho debido a una gran decepción amorosa. Pip no sabe aún que está siendo objeto del juego de la amargada mujer y cae en la trampa. En Grandes Ilusiones, Dickens exploró esa brecha que separaba a los ricos de los pobres, a los señores elegantes de los sencillos hijos del pueblo llano, envolviendo su idea central en una trama dotada de desangelado patetismo, de cierto toque de grotesco realismo con el que tanto simpatizaba, pero también con brochazos de intriga y de halo romántico. David Lean hizo una versión cinematográfica que tiende a resaltar el componente romántico y casi fantasmagórico.
Dir. David Lean | 1946
B-15 | 118 min | Acción-Aventura